viernes, 15 de febrero de 2008
El motín de Watts (Los Angeles) entre el 13 y el 16 de agosto de 1965
"La revuelta de Los Angeles es una revuelta contra la mercancía, contra el mundo de la mercancía y del trabajador-consumidor jerárquicamente sometido a los valores de la mercancía. Los negros de Los Ángeles, como las bandas de jóvenes delincuentes de todos los países avanzados, aunque más radicalmente por tratarse de una clase social sin ningún porvenir, de una parte del proletariado que no puede imaginar ninguna oportunidad notable de promoción y de integración, se toman al pie de la letra la propaganda del capitalismo moderno y su publicidad de la abundancia. Quieren enseguida todos los objetos expuestos y abstractamente disponibles, porque quieren utilizarlos. Recusan así su valor de cambio, la realidad mercantilista que es su molde, su motivación y su fin último, y que lo ha seleccionado todo. Reencuentran en el robo y el regalo una utilidad que pronto desmentirá la racionalidad opresiva de la mercancía, que muestra sus relaciones e incluso su fabricación como arbitrarias e innecesarias. Los saqueos del barrio de Watts fueron la manifestación más simple del principio bastardo: "A cada cual según sus falsas necesidades", necesidades determinadas y producidas por un sistema económico que el saqueo precisamente rechaza. Pero debido a que se toman al pie de la letra esta abundancia conseguida en lo inmediato, y no indefinidamente perseguida en el transcurso del trabajo alienante y del aumento de las necesidades sociales diferidas, los verdaderos deseos se muestran ya en la fiesta, en la afirmación lúdica, en el potlatch de la destrucción. El hombre que destruye las mercancías afirma su superioridad humana sobre ellas. No permanece prisionero de las formas arbitrarias que reviste la imagen de su necesidad. El paso del consumo a la consumación se dio sobre las llamas de Watts. Los grandes frigoríficos robados por gente que no tenía electricidad o que la tenía cortada es la mejor imagen de la mentira de la abundancia realizada como juego. La producción mercantil, en cuanto dejar de ser comprada, se vuelve criticable y modificable en todas sus formas particulares. Sólo cuando se paga con dinero, como signo de grado de supervivencia, es respetada como un fetiche admirable."
"¿Qué es un policía? El servidor activo de la mercancía, el hombre totalmente sometido a la mercancía, por quien el producto del trabajo humano sigue siendo una mercancía, cuya voluntad mágica es que se pague por ella, y no un vulgar frigorífico o una escopeta, un objeto pasivo, ciego, insensible, sometido al primero quien lo utilice."
"Una joven socióloga negra de este barrio, Bobbi Hollon, declaraba en octubre a Herald Tribune: "La gente se avergonzaba antes de decir que venía de Watts. Lo decían farfullando. Ahora lo afirman con orgullo. Algunos muchachos que llevaban siempre la camisa abierta hasta la cintura y que os hubieran hecho picadillo en medio segundo, acudían aquí cada mañana a las siete. Organizaban el reparto de comida. Seguramente no hay que hacerse demasiadas ilusiones: la habían robado... Todo este bla-bla cristiano se ha utilizado contra los negros durante demasiado tiempo. Podrían estar saqueando diez años sin recuperar la mitad del dinero que les robaron en esas tiendas durante todo estos años... En cuanto a mí, no soy más que una chica negra."
"En la sociedad de la abundancia se expresa también el asco por esta abundancia y por su precio."
"Para quienes reducen a los hombres a meros objetos, los objetos parecen tener todas las cualidades humanas, y las verdaderas manifestaciones humanas se transforman en inconsciencia animal."
Extractos del artículo Declive y caída de la economía espectacular-mercantil aparecido en el número 10 de la revista de la Internacional Situacionista. (Marzo 1966)
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1 comentario:
Vaya texto mas bueno, me ha encantado. Parece un poema, joder
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