domingo, 28 de diciembre de 2008

Kayna Samet

Kayna Samet "Écorchée vive".



sábado, 27 de diciembre de 2008

Doctor Deseo

Doctor Deseo "Mi torpe corazón". ¿Cuántas cosas sabe mi cabeza que mi torpe corazón aún no entiende?.



jueves, 25 de diciembre de 2008

Alarma social: ¿Cómo se crea?

Periodistas de Telecinco a la busca de carnaza con la que crear opinión. Un vídeo que nos acerca a la decencia de la labor periodística. Los pillaron en flagrante trabajo en el CSO 1924 de Madrid.



miércoles, 24 de diciembre de 2008

De Grecia a Logroño

(Cartel colocado por las calles logroñesas el pasado día 19 de diciembre.)


"No nos critiquéis antes de entendernos.
No nos apuntéis con el dedo antes de vernos.
No nos censuréis antes de hablarnos.
No nos matéis antes de dejarnos vivir.
Somos vuestros hijos y nietos, vuestros vecinos o amigos...
Somos la sociedad que habéis creado... Somos el resultado de las generaciones de indiferencia, de no creer en nada, del pasotismo, de la apatía...

Ahora...
Quemamos para que no nos quememos,
Rompemos para que no nos rompan,
Nos Rebelamos porque ya estamos hart@s de este mundo
¡Estamos con vosotr@s!
¡Estas noches son de Alexis!
Hay que cambiar el mundo, y si no lo conseguimos al menos lo habremos intentado.
Que se extienda la revuelta,

Desde Grecia un fuerte saludo libertario a todxs lxs compas del estado español."

Texto repartido por escolares en las calles de Atenas, de cara a las críticas de la "violencia" por todo el aparato de desinformación de masas y los ciudadanos escandalizados.

martes, 23 de diciembre de 2008

En algún lugar del suroeste del continente africano.

"En Singapur se meten los fetiches en el refrigerador "para conservar su eficacia", en Bangkok los policías que hacen la ronda nocturna de la ciudad recurren a ritos adivinatorios para dominar el peligro; una moción contra el huracán que se abatía contra el archipiélago fue aprobada por unanimidad en una región de Melanesia..."
Remo Guideri, La abundancia de los pobres

LOS TRES PUENTES DE FILARDIA
Indingo, capital de Filardia (antigua Hergesia), en el suroeste del continente africano, es atravesada por el ancho y pacífico río Rumbia, que parte en dos mitades la ciudad (millón y medio de habitantes cada una). Tres puentes comunican ambas orillas: recios y ligeros, imperceptiblemente combados por encima de las aguas, han sido dotados de cuatro vías en ambas direcciones para aligerar el tráfico rodado. El paso de un lado a otro debería ser, pues, rápido y seguro y la comunicación entre los dos sectores de la ciudad fluida y sin interrupciones. Sin embargo no es así. Los europeos que regresan de Indingo relatan con asombro que la superficie de los tres puentes está parcialmente cubierta de autómoviles abandonados,en mayor o menor grado de oxidación, que dificultan la circulación; en medio de la chatarra y contemplando tan peregrino espectáculo, enormes aves ictiófagas agitan perezosamente sus alas bajo el sol tras una rápida incursión en el río: afilan sus picos contra la chapa muerta, produciendo una especie de ruidosa disnea, muy gutural, como de serrucho, y devoran pececitos coleteantes entre continuos y siempre inesperados graznidos, muchos más potentes que los bocinazos ansiosos de los automovilistas. Según todas las descripciones, se trata de un ave del orden de los lamellirostres, la Mammosa túmida, comúnmente conocida en Filardia como "segueta" (al-jarají en la lengua filardiana). En pocas generaciones, la alteración en su hábitat natural les ha proporcionado, al parecer, un medio mucho mejor adaptado a las necesidades de la especie; próximas a la extinción a principios de siglo, su número aumenta hoy en proporción al de los automovilistas que se acumulan sobre los puentes del río Rumbia. Se ha acostumbrado a anidar y reproducirse en los coches y los indinguenses que cruzan de un lado a otro, a través de una vía cada vez más estrecha, lo hacen además en medio de un hedor insoportable de pescado podrido, asaeteados por los reflejos cegadores refractados por la chatarra recalentada y aturdidos por el continuo serrar de las seguetas. sus rechinos de satisfacción y las nerviosas bocinas de los automóviles. El excremento de las saguetas, por otro lado, produce sobre la chapa un cardenillo de un rojo muy vivo y como tornasolado y despide emanaciones venenosas. El hecho de que la mayor parte de los habitantes de un sector trabaje en el otro, obliga al 77% de los indinguenses (conforme a las últimas estadísticas no oficiales) a atravesar al menos dos veces al día este infierno, cuyo alboroto polifónico (el frotamiento de los picos contra la carrocería, los graznidos, los bocinazos) no se interrumpe un solo instante a los largo de la jornada y se puede escuchar a varios kilómetros a la redonda.
A ningún indinguense se le ocurrirá jamás reparar su automóvil y, cuando se les avería en plena marcha, lo abandonan allí donde se ha detenido. No es que ignoren los principios de la mecánica; algunos indinguenses emigrados, bien al contrario, han llegado a ser hábiles mecánicos en los países vecinos, pero en Filardia son considerados con deprecio y a veces, entre las clases menos cultas, con temor. Un turista alemán al que un grupo de campesinos filardianos sorprendió en las primeras estribaciones del monte Tubún, al norte del país, cambiando el aceite de su jeep, tuvo que ser defendido por la policía, que llegó a tiempo de impedir su linchamiento y que sólo le dejó ir después de advertirle de las consecuencias de una eventural reincidencia en parajes más apartados de la civilización. La lengua filardiana conoce toda una serie de expresiones,más o menos metafísicas, para referirse a los distintos desarreglos que puede sufrir un automóvil sin dejar por ello de funcionar. El reverendo padre Bandin,que ha vivido entre los indinguenses durante más de veinte años, ofrece algunos ejemplos en un libro de memorias de reciente publicación (1990). Cuando su coche sufre un pinchazo, el indinguense explica "El apid (abuelo) Viento ha encontrado una salida y puede dejar de rodar sobre sí mismos", y continúa pacientemente su camino entre rituales invocaciones a los antepasados. Si una bujía sucia sofoca las revoluciones del motor, entrecortando la marcha, el indinguense se aclara la garganta en un elaborado carraspeo, escupe a través de la ventanilla y exclama: "Se le ha metido un mit-mat (genio juguetón) en las amígdalas." Si el freno pierde repentinamente las zapatas, el indinguense invoca alegremente al cielo: "Que también recupere yo mi primera libertad en el banquete de los antepasados." Finalmente, cuando el automóvil sufre una avería más seria y se niega a seguir rodando, dice: "El movimiento es un milagro y a veces Urgo se cansa"; musita luego una jaculatoria, abandona el coche allí donde se encuentre y continúa su camino a pie o en otro automóvil que circule en la misma dirección.
Filardia -se comprenderá- es, en términos absolutos, el mayor importador de automóviles del mundo. Este caso excepcional ha sido reiteradamente utilizado por algunos pensadores marxistas para cuestionar la rígida ortodoxia que descubre por todas partes una relación meramente especular entre la infraestructura económica y la superestructura ideológica. Ernest Fielkraut escribe respecto a la sociedad indinguense: "Si el individuo de las sociedades más avanzadas se ve constreñido a una permanente renovación mercantil en virtud de la ideología capitalista del mercado (una violación privada que sufre el desprestigio del uso), el nativo indinguense asegurará esta necesidad capitalista en nombre de representaciones colectivas que hunden sus raíces en órdenes de producción muy remotos. En Occidente, el capitalismo funciona gracias a sus propias representaciones; en las sociedades subdesarrolladas, muchas veces y de un modo más eficaz, en razón de supervivencias precapitalistas. Aún más: el Tercer Mundo sólo se inserta en las relaciones económicas internacionales, y sólo puede hacerlo de un modo extremo, gracias a las supersticiones, los mitos y la religión. Si los indinguenses compran más automóviles que los americanos o los franceses no es porque tengan más "iniciativa privada"; es porque el dios Urgo impone a su uso un límite más estrecho que la propia industria."
Con una frecuencia realmente extraordinaria (tres veces más que en cualquier otro punto de la ciudad) los automóviles filardianos se averían sobre uno de los tres puentes de Indingo. Cuando el antropólogo inglés Henry Jenkins cruzó en su taxi el puente central del río Rumbia en la primavera de 1991, los automóviles ya sólo podían cruzarlo en una sola fila y en una sola dirección a través de un estrecho pasadizo abierto entre dos masas de coches abandonados. Más de tres horas tardó el investigador de Oxford en llegar a la otra orilla. A un lado y al otro del taxi detenido, miles de enormes pájaros aleteaban sobre las carcasas fuliginosas frotándose los picos contra los guardabarros y emitiendo trágicos graznidos entre asfixiantes vaharadas de corruptela y oxidasa que apesantaban la respiración. Prenguntado acerca de las causas de esta extraña costumbre, el conductor (treinta y dos años, graduado escolar, casado) recordó un viejo mito filardiano:

"Cuando el dios Urgo creó el primer coche, el hombre aún no existía. Los días estaban naciendo y todas las cosas eran más grandes y más fuertes: había casas de trecientos y cuatrocientos pisos que se alzaban hasta el cielo como el kabiz (miembro viril masculino) de un gigante. Los puentes eran más grandes y más fuertes: habia miles de puentes que atravesaban los ríos, los mares y los océanos como el telar de la robasura (araña negra). Las grúas eran más grandes y más fuertes: había miles de grúas que con sus garras de hierro, día y noche, noche y día, removían la tierra como la pezuña del atebús (búfalo) cuando se enfada.
El dios Urgo creó el primer coche y el hombre aún no existía. Creó luego otro coche y otros muchos coches, rojos y verdes y negros, y el dios Urgo les dijo: "Vivid en la ciudad". Y los coches vivieron en la ciudad. Los días estaban naciendo y el origen estaba tan cerca que no había mit-mats que anidaran en los motores ni guininas (malignas féminas invisibles) que tosiesen en el carburador. Todo eso vendría luego, con el hombre. Los coches, en esos primeros días, corrían desbocados por la ciudad como brims (potros) salvajes. Corrían completamente desbocados, corrían enloquecidos, corrían fuera de control; corrían por las calles como el perro que rabia; corrían por los parques como serpientes que escapan; corrían por los puentes como el rayo que se retuerce. Asustado, el dios Urgo creó el semáforo., el dios Urgo creó la señal de tráfico, el dios Urgo creó la línea continua y la línea discontinua. Pero nada podía retener a los coches: corrían y corrían desbocados, corrían enloquecidos, corrían fuera de control como brims salvajes.
El dios Urgo creó entonces al hombre para limitar la circulación de los coches, para ordenar su movimiento, para frenar sus ruedas. El dios Urgo creó al hombre para que condujera el coche y el hombre así lo hizo. Pero el hombre creó a su vez reglas y lo desordenó todo en todas partes: creó palabras para producir malentendidos, creó el matrimonio para producir divorcios, creó la medicina para producir agonías. El origen quedó atrás y los días ya no fueron antiguos. Y el dios Urgo se arrepintió y durante diez días tuvo dolor de muelas.
Y los coches también eran infelices. No les gustaba ser conducidos, no les gustaba ser limitados, no les gustaba que el hombre frenase sus ruedas. Eran muy infelices. Así que decidieron enviar a uno de ellos al dios Urgo, en lacima del monte Tubún, para pedirle que les librase de los hombres. "Líbranos de los hombres", dijo, y el dios Urgo les compadeció. Pero el dos Urgo había perdido el poder sobre el origen; ya sólo tenía poder sobre los límites. "No puedo hacerlo", confesó, "el origen ha quedado atrás y no puedo crear como en los días nacientes: cada vez más pequeño, cada vez más débil, cada vez más feo, sólo así puedo crear." Y el dios Urgo lloró como un árbol rajado; y el coche lloró también como un árbol rajado. Y el coche dijo: "Danos al menos algún consuelo". No podemos soportar esta vida." Y el dios, que les había compadecido, se retiró a la cima del monte Tubún, donde habita el kich (oso), y pensó durante diez días. Y durante los diez días en que el dios pensó, estuvo lloviendo sobre la ciudad.
Dios creó entonces los mits-mats que anidan en los motores y las guininas que tosen en el carburador. Luego llamó a los coches y les dijo: "Morir moriréis. Seréis conducidos por los hombres, seréis frenados por los hombres, pero no para siempre. Morir moriréis: ése será vuestro consuelo". Y los coches sintieron un gran alicio.
Los coches habían sido creados cuando los días estaban naciendo y, antes de que el dios Urgo crease los mits-mats y crease a las guininas, eran inmortales. Por eso los hombres, al enterarse de todo lo que había hecho el dios, se enfadaron mucho. De pronto, sobre todo en los puentes, los coches se quedaban parados: hipaban, dejaban de rugir y se quedaban parados. Y poco a poco los hombres empezaron a quedarse sin coches que conducir.
Un día, el apid Urongo, antepasado de los hombres, intentó devolver su coche a la vida después de ocultarse tras un árbol junto al río Rumbia. Pero el al-jarají que pasaba por allí lo descubrió. Alejó a picotazos al apid Urongo, antepasado de los hombres, se posó sobre la carrocería afilándose el pico amenazadoramente contra la chapa y comenzó a graznar avisando al dios Urgo. Desde entonces, las seguetas protegen a los coches muerto contra los hombres, que quieren devolverlos a la vida. Desde entonces, los indinguenses compran sus coches en América."

Curiosamente -sigue relatando el antropólogo inglés Henry Jenkins-, apenas concluyó el taxista su versión del mito (que coincide en lo esencial con otras versiones recogidas por Evans Pritchard y Radcliffe), el taxi en que viajaba se caló repentinamente y no hubo forma de ponerlo de nuevo en marcha. El conductor dijo: "El movimiento es un milagro y el dios Urgo a veces se cansa", y sin la menor muestra de fastidio salió en medio de las seguetas y las emanaciones, bajo un sol de plomo. Es así como Henry Jenkins vivió personalmente el bloqueo definitivo del puente central de Indingo sobre el río Rumbia. "Lo que más me asombró", escribe el investigador, "fue ver, desde la camioneta en que nos habíamos refugiado, una enorme segueta volar desde el río y posarse sobre el automóvil que acabábamos de abandonar, como para hacerse cargo de su muerto, entre graznidos y frotamientos de pico, mientras miles y miles de indinguenses, atrapados sobre el puente, dejaban a su vez sus automóviles, niños y mujeres y viejos también, y en el más completo silencio, entre la chatarra o sobre ella, sin golpes ni agitaciones, se dispersaban en ambas direcciones. Y unos minutos más tarde, el puente entero se había cubierto de seguetas: las bocinas habían callado y todo en el aire algodonoso de Indingo, casi de noche, era un perpetuo serrar y graznar."
¿Qué pasará cuando los otros dos puentes de Indingo sobre el río Rumbia queden igualmente bloqueados? El taxista, al despedirse, dio a Jenkins la siguiente respuesta: "Tal vez el dios Urgo cree otro puente, aunque sólo sea uno y más pequeño. porque los días son modernos y el origen está ahora tan lejos como un hombre lo está de otro hombre. Pero tal vez no lo haga. Será su voluntad. Entonces Filardia se dividirá en dos países, al este y al oeste del río Rumbia. Los nuevos gobiernos crearán nuevas reglas, nuevas leyes, prohibiendo los contactos entre los dos pueblo así separados. Los nuevos gobiernos enviarán guardias a las orillas del Rumbia para impedir que los dos pueblos se reúnan de nuevo usando tablas y botes y barcos. Los nuevos gobiernos respetarán el bloqueo de los puentes de Indingo. Y los coches, como siempre, los seguiremos comprando en América..."


Santiago Alba Rico, extraído de su libro Las Reglas del Caos. Anagrama 1995.

martes, 16 de diciembre de 2008

Alec Empire

Alec Empire "New World Order", del disco Intelligence and Sacrifice 2002.



domingo, 14 de diciembre de 2008

El fantasma de la libertad siempre llega con un cuchillo entre los dientes

(Comunicado del Grupo Surrealista de Atenas en relación a las batallas que están aconteciendo en Grecia durante estos días)

El no va más de la opresión social es ser disparado a sangre fría.


Todas las piedras, arrancadas del pavimento y lanzadas contra los escudos de la pasma y los templos comerciales, todas las botellas de fuego que dibujan sus orbitas en la noche, todas las barricadas erigidas sobre las calles, separando nuestras áreas de las suyas, todos los contenedores de basura que, gracias a las llamas de la revuelta, llegan a ser algo, todos los puños alzados bajo la luna, son las armas tomando cuerpo, así como el verdadero poder, no sólo para la resistencia sino para la libertad. Y es precisamente este sentimiento liberador el que, en esos momentos, nos recuerda la única cosa por la que vale la pena apostar: aquello que nos hace despertar ante este futuro de máquinas productivas conocido como “ciudadano obediente”, “estudiante”, “trabajador alienado”, “propietario”, “hombre de
familia”; esa pasión que nos impulsa a plantar cara a los enemigos de la libertad, a nunca más tenerles miedo.


Con razón quienes desean seguir con sus asuntos como si nada ocurriera, como si nada nunca hubiera ocurrido, están preocupados. El fantasma de la libertad siempre llega con un cuchillo entre los dientes, con la violenta ansia por romper las cadenas, todos esos grilletes que convierten la vida en una miserable repetición, que reproducen las relaciones sociales de dominación. Desde el sábado 6 de diciembre, las ciudades de este país no funcionan adecuadamente: no hay terapia consumista, no hay carreteras que conduzcan al trabajo, no hay noticias de próximas iniciativas gubernamentales, no hay más zapping despreocupado de un estilo de vida a otro en la tele, no hay más noches conduciendo alrededor de la plaza Syntagma, etc. Estos días y estas noches no pertenecen a mercaderes, ni a tertulianos, ni a ministros y policías: ¡Estos días y estas noches son de Alexis!


Como surrealistas hemos estado en las calles desde el principio, junto a miles, en revuelta y solidaridad; el surrealismo surgió del aliento de la calle, y jamás tuvo intención de abandonarla. Tras la resistencia masiva frente los asesinos del Estado, la calle es si cabe más cálida, incluso más acogedora y creativa que antes. No es nuestra tarea proponer una línea a seguir al movimiento. Hemos asumido ya nuestro papel en la batalla común, en la lucha por la libertad.


No permitamos que este aliento poético en llamas desaparezca.

Realicemos la utopía: transformar el mundo y cambiar la vida.

No habrá paz con la bofia y sus amos.

Todos a la calle.

Aquellos incapaces de sentir cólera que vayan haciendo las maletas.


Grupo Surrealista de Atenas, diciembre de 2008


(Comunicado enviado a los medios de comunicación griegos el miércoles 10 de diciembre por Jóvenes-amigos del asesinado Alexandros. Ha sido colocado en multitud de calles logroñesas.)

Queremos un mundo mejor. Ayudadnos.
No somos terroristas, “encapuchados”, “gnostoi-agnostoi”*
Somos vuestros hijos.
Ellos, oi gnostoi-agnostoi…
Soñamos – no matéis nuestros sueños.
Tenemos empuje – no paréis nuestro empuje.
Recordad. Una vez fuisteis vosotros también jóvenes.
Ahora perseguís el dinero, os preocupáis solo por el “escaparate”,
habéis engordado, os habéis quedado calvos, os habéis olvidado.
Esperábamos que nos apoyarais, esperábamos que os interesarais,
Que nos hicierais sentirnos orgullosos por una vez. En vano.
Vivís vidas de mentira, habéis agachado la cabeza, os habéis bajado los pantalones y esperáis el día en que moriréis.
No imagináis, No os enamoráis, no creáis.
Solo vendéis y compráis.
Lo material en todas partes. Amor en ninguna parte. Verdad en ninguna parte.
¿Donde están los padres?
¿Dónde están los artistas?
¿Por qué no salen a la calle?
Ayudadnos a nosotros los hijos

PS: No nos arrojéis más gases lacrimógenos.
Nosotros lloramos por nuestra cuenta.


*”Oi gnostoi agnostoi” es una expresión que la sociedad griega y sobre todo los medios de comunicación han encontrado para definir los mismos grupos de jóvenes que a menudo provocan disturbios en la ciudad. La traducción literal es “los conocidos-desconocidos” y se llaman así porque llevan capucha y no es seguro pero hay rumores de que la policía los conoce y no los arresta porque son agentes provocadores de la misma policía.

Más información:
Grecia Libertaria
Nodo50
Klinamen
Indymedia Madrid

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Bienvenidos a la ciudad más libre del mundo.

(Texto escrito por Gianfranco Sanguinetti en Bolonia el 23 de septiembre de 1977)

"Bolonia es la ciudad más libre del mundo"
RENATO ZANGHERI, alcalde de Bolonia, 1977.

"La URSS es el Estado más democrático del mundo"
STALIN, 1939.

"Andad a predicarle al mundo chanzas"
DANTE, Paraiso, XXIX.


I

Compañeros,
La historia presenta pocos ejemplos de un movimiento de rebelión social de la profundidad del que comenzó en Febrero de 1977. Y ninguno en el que, sin estar todavía oficialmente en el poder, el partido estalinista haya combatido y tratado al proletariado en lucha de forma tan repugnante. Por primera vez en Occidente, un partido llamado comunista no sólo se propone organizar la derrota del proletariado, aun corriendo el riesgo de salir malparado -como en el 36 en Barcelona- sino que trata de triunfar directamente contra el proletariado, unido a la burguesía. Resulta útil decir tan simple verdad en Bolonia, la Disneylandia de nuestro estalinismo, aunque, precisamente por eso, también la roca fuerte del antiestalinismo revolucionario.

El partido llamado comunista no puede proclamar abiertamente que su programa de gobierno consiste en el mantenimiento por todos los medios de la esclavitud asalariada de la clase obrera, pero puesto que ha de ganar títulos de crédito ante sus aliados burgueses, ha de realizar forzosamente tal programa, reprimiendo y calumniando las luchas obreras. A fin de alcanzar el poder, los estalinistas italianos deben criticar en cierta medida a sus colegas de los países del Este, pero con las prisas, se ven obligados a hacer aquí exactamente lo que critican de allá. "Pluralistas" y "demócratas" con los patronos y policías con los obreros.

Si bien el proletariado ya no se hace ilusiones sobre las verdaderas intenciones del PCI, tampoco ha de sobrestimar la fuerza de dichos burócratas. Demasiado próximos al poder para no ser sus cómplices, pero no lo bastante como para recibir de él la fuerza y los beneficios que esperaban. Lo bastante alejados de la clase obrera para no ser seguidos, pero no lo suficiente para ser condenados por ella. ¡Los estalinistas italianos son los más engreídos de todos!

Por todas partes, en todas las fábricas de la alienación, estallan luchas contra el trabajo que los burócratas no logran ni impedir ni ocultar: los obreros se han dado cuenta de que "el reino de la libertad comienza, en realidad, solamente donde el trabajo impuesto por la necesidad acaba y termina la obligación externa" (El Capital, libro 4). Por todas partes surgen las primeras formas de organización autónoma del proletariado, con delegados revocables por la base. Cuantas más luchas reprimen los estalinistas, más luchas han de reprimir, y las últimas ilusiones sobre su papel usurpado de "representantes" de la clase obrera se desvanecen cuando más las necesitan. En una palabra, el partido llamado comunista ya no tiene la fuerza de parecer lo que no es. Y dado que los estalinistas quieren mantener al proletariado prisionero de su lógica de dominio, el PCI se ha convertido en la Bastilla de la revolución italiana: si el proletariado la destruye, vencerá, y entonces podrá dar cuenta del resto de sus enemigos.


II

De lo que se trata ahora es de combatir la represión y no de lamentarse; no hemos venido para hacer retórica de la represión, sino para terminar con ella. El primer objetivo represivo ha sido siempre el poner el movimiento revolucionario a la defensiva. La retórica sobre la represión, al colocar el movimiento a la defensiva, hace el juego a la represión. En cambio, nuestra lucha contra ella ha de ser ofensiva, así como lo es la que llevamos contra todos los poderes de la sociedad de clases. Al combatir la represión, hemos de enseñar a todos quién la practica, y de qué diferentes modos lo hace. Reconocer y nombrar a todos nuestros enemigos es la condición previa para poderlos combatir victoriosamente y para aumentar las tropas de los obreros aliados. Es importante que, cuando se hable de la represión de las luchas, se mencione ante todo al PCI y a los sindicatos.
No olvidéis compañeros, que la violencia de la represión es inversamente proporcional a la violencia de las luchas y al numero de nuestros combatientes. Cuando son muchos los que infringen leyes y convenciones, nadie es castigado; y si las luchas limitadas son fácilmente reprimidas, las grandes y fuertes son premiadas con la victoria. Mientras la represión exista hay que combatirla volviendo a la ofensiva; pero hay que evitar que la represión actual se agrave, no con irrisorios llamamientos a los burócratas de Belgrado, sino generalizando la ofensiva, desencadenando nuevas luchas frente a las cuales las pasadas parezcan poca cosa. En estos momentos, cualquiera de nosotros puede ser arrestado o asesinado impunemente, pero conviene recordar que no se sale de un peligro sin peligro, y que, de ahora en adelante, no hemos de ser nosotros quienes temamos la represión sino los burócratas y los burgueses quienes teman nuestras luchas. Un movimiento que se impuso y creció siempre que atacó, sera derrotado si renuncia a tal estrategia.

Volver a la ofensiva significa: generalizar y radicalizar la insubordinación contra toda jerarquía, ejercitar nuestra creatividad destructiva contra la sociedad del espectáculo, sabotear las máquinas y la mercancía, saboteadoras de nuestras vidas, promover huelgas salvajes indefinidas, elegir delegados revocables en todo momento por la base, coordinar constantemente todas las luchas, no despreciar ningún medio técnico (radio, etc.) que pueda servir a la comunicación liberada, dar un valor de uso inmediato a todo lo que tiene valor de cambio (mercancía ... ), ocupar permanentemente las fábricas y los edificios públicos, organizar la autodefensa de los territorios conquistados; ¡música maestro!

Es difícil prever el tiempo que al Estado le queda de vida. Pero seguro que no aceptará ser destruido sin oponer resistencia. Mientras exista, el Estado se habituará a reprimir las luchas, sacrificando las ilusiones "liberales" y "democráticas" que le quedan. Nosotros, hemos de prepararnos para una represión mayor. Eso quiere decir que hemos de prepararnos para combatirla. Luchar contra la represión significa combatir, en cada ocasión que se presente y en cada lugar, contra las fuerzas que la dirigen. Los proletarios revolucionarios no deben esperar ninguna indulgencia de sus propios enemigos, y tampoco han de tener ninguna con ellos.


III

Hasta hoy, todas las medidas represivas, de la menor a la mayor, de la calumnia a los tanques, no sirvieron de nada al poder, puesto que no lograron impedir todo lo ocurrido. Pero no olvidemos jamás que el menor error cometido por el movimiento puede causarnos un daño irremediable. El escaso esclarecimiento teórico sobre una cuestión estratégica tal como la de las armas, puede producir muy graves efectos si en seguida no es superado por la radicalidad misma del movimiento. Las armas se usan cuando todos están dispuestos a usarlas. Y todos estarán dispuestos a usarlas cuando su empleo sea indispensable. La cuestión no es táctica, sino estratégica; quien juega con las armas, juega con el Poder, y con el Poder no se juega: al Poder se le destruye.

Desde el punto de vista práctico, utilizar armas en una manifestación de veinte mil personas, donde sólo cien van armadas, no es solamente algo inútil, sino algo pernicioso: es exponer al fuego de la policía a miles de compañeros que no pueden defenderse. Los policías van todos armados, por lo cual, cuando deciden disparar, en nuestro campo, ocurre lo siguiente: los pocos que llevan armas no pueden ni defenderse, ni defender a los demás eficazmente, mientras que éstos han de formar bloque para defenderles, sin poseer todavia instrumentos de defensa adecuados.

Desde un punto de vista teórico, los pocos que van armados a las manifestaciones quieren constituir, o constituyen de hecho, un nuevo poder separado en el interior de un movimiento revolucionario que precisamente lucha contra todo poder separado. Y como tal, dicho poder está condenado. El recurso a las armas no es una cuestión abstracta o voluntarista, sino una concreta necesidad práctica que determinadas situaciones imponen, no a una parte sino a todo el movimiento revolucionario. Los compañeros que se afanan en conseguir un arma son ingenuos: cuando las armas son necesarias se cogen sencillamente al enemigo. Y no hay que dejar de lado la posibilidad de las provocaciones que el uso improvisado o inconsciente de las armas sirve en bandeja a la policía, oportunamente disfrazada. Si queremos combatir de verdad contra la represión, habremos de combatir contra lo que sirva de pretexto y que justifique la represión.

Ya que no somos indulgentes con nuestro enemigo, tampoco lo seamos con nosotros mismos; critiquemos sin piedad los errores que puedan resultar fatales para el conjunto del movimiento. La crítica de las armas no puede prescindir de las armas de la crítica. La impaciencia por utilizar las armas a cualquier precio, retrasa en realidad el momento en que todo el proletariado recurrirá a ellas, porque anticipa la represión. Quienes se autocomplacen con el uso estúpido de las armas no son la parte más avanzada y más "dura" del actual movimiento revolucionario, sino la retaguardia de su conciencia teórica y estratégica.

En cuanto al terrorismo, hoy, en Italia, carece en absoluto tanto de utilidad como de justificación. El terrorismo jamás tuvo históricamente eficacia, salvo cuando una represión completa imposibilitaba cualquier otra forma de actividad revolucionaria; o sea, cuando una parte importante de la población se solidarizaba con los terroristas. Pero en este momento, en Italia, el movimiento actual ya ha logrado la simpatía de la clase obrera; mientras que el terrorismo, desde las bombas de piazza Fontana, ha servido siempre al poder, incluso cuando los servicios secretos no lo hablan promovido.


IV

Saber lo que no hay que hacer, es actualmente tan importante como saber lo que hay que hacer. En una época en que las ideas se vuelven peligrosas, tenemos que defender sobretodo, con la lucha, las ideas motrices de un movimiento al que naturalmente los estalinistas y burgueses acusan de carecer de ideas. Su posición se comprende, puesto que dichas ideas implican su propia negación. Y además, si de verdad tales ideas tuvieran tan poca importancia como intentan hoy hacer creer, seria incomprensible el hecho de que hayan dado vida a un movimiento tan vasto, profundo y prolongado. Y tampoco podría tener explicación el histerismo y el miedo de Cossiga y Berlinguer(1). Acusando a nuestro movimiento de no tener ideas, esa gente lo acusa realmente de no tener la incapacidad de pensar típica de ella.

Este movimiento significa, por el hecho de manifestarse como se manifestó, el rechazo definitivo de todos los partidos y de toda jerarquía. La crítica viva de todas las ideologías y de la política especializada, el rechazo del trabajo y del desempleo, el gusto por la comunicación libre y el diálogo, y en consecuencia, por la fiesta y el juego. ¿Cómo llegó a tanto? La protesta de la joven generación proletaria que se volvió revolucionaria, apenas pudo sustraerse a la jerarquía de los grupos y partidos con pretensiones extremistas, que desde el 68 fueron recuperándola y encarrilándola hacia el callejón sin salida del militantismo alienado. Al tanto, compañeros ¡impidamos por todos los medios que se formen otra vez entre nosotros jerarquías y grupúsicos con pretensión de dirigentes! Combatamos la impostura de los grupos "tardoleninistas" y neobolcheviques: el grado de autonomía real que sepamos alcanzar con relación a los cadáveres del pasado decidirá la suerte de nuestro movimiento. No necesitamos servicios de orden para saber lo que hay que hacer o no hacer, basta con nuestra inteligencia para comprender las necesidades de la situación. Los servicios de orden cometen siempre más abusos y errores que los que dicen impedir; su papel policial en el interior del movimiento reproduce de hecho un poder separado, contrarrevolucionarlo. Son la base para la creación de toda clase de jerarquía y se convierten en el instrumento de aquellos que ambicionan ser lideres, al no haber comprendido nada ni de este movimiento ni de la revolución social. La pasada experiencia y la teoría revolucionaria moderna nos enseñan que "la organización revolucionaria tuvo que aprender que ya no puede combatir la alienación bajo formas alienadas" (Debord, La Sociedad del Espectáculo).

Lo que ahora hace falta, ya lo hacia en el inicio del proyecto revolucionario proletario: la acción autónoma de la clase obrera en lucha por la abolición del trabajo asalariado, de la mercancía, del Estado. Se trata de acceder a la historia consciente, de suprimir todas las separaciones y todo lo que existe independientemente de los individuos. El proletariado ya conoce a sus enemigos, y sabe que podrá combatirlos victoriosamente únicamente organizándose en Consejos Obreros. Los Consejos son manifiestamente la única solución, porque todas las demás formas de organización realizaron lo contrario de lo que proclamaban.

Compañeros, ¡sembremos viento y recojamos tempestades! Difundamos por todas partes, por todos los medios, radio, manifiestos, escritos, intervenciones, etc, estas consignas:

¡Abolición de la sociedad de clases!

¡Todo el poder a los Consejos Obreros!

¡El trabajo es el sabotaje de la vida, saboteemos el trabajo! ¡Destrucción de la sociedad del espectáculo! ¡La humanidad no será feliz hasta que el ultimo burócrata sea colgado de las tripas del ultimo capitalista!

¡Liberación inmediata de todos los detenidos!

¡La emancipación de los trabajadores será obra de ellos mismos o no lo será!

ASOCIACIÓN PARA LA PROPAGACIÓN DE LA EPIDEMIA DE LA RABIA CONTAGIOSA

Bolonia, 23 de septiembre de 1977.


ANEXO:

Definición mínima de organización revolucionaria
O mejor, para reconocer mejor las que lo son y las que no lo son


Considerando que el único fin de una organización revolucionaria es la abolición de las clases existentes por una vía que no comporte una nueva división en la sociedad, definimos como revolucionaria a la organización que actúa en consecuencia por la realización internacional del poder absoluto de los Consejos Obreros, formulado en las revoluciones proletarias de este siglo.
Una organización así, o presenta una crítica unitaria del mundo, o no es nada. Por crítica unitaria entendemos una crítica pronunciada globalmente contra todas las zonas geográficas donde están establecidas las diferentes formas de poder socioeconómico separado, e igualmente, una critica global de todos los aspectos de la vida.

Una organización así reconoce el principio y el fin de su programa en la descolonización total de la vida cotidiana; no aspira por tanto a la autogestión del mundo existente por parte de las masas, sino a su transformación ininterrumpida. Ello implica la crítica radical de la economía política, es decir, de la superación de la mercancía y del trabajo asalariado.

Una organización así se niega a reproducir en'su seno las condiciones jerárquicas del mundo dominante. El único limite a la participación en su democracia total lo pone el reconocimiento y la autoapropiación por parte de sus miembros de la coherencia de su crítica: tal coherencia ha de estar presente en la teoría crítica propiamente dicha y en la relación de ésta con la actividad práctica. Tal organización hace una crítica radical de toda ideología en tanto que poder separado de las ideas e ideas del poder separado. De forma que es al mismo tiempo la negación de toda pervivencia de la religión y del actual espectáculo social que, de la información a la cultura de masas, polariza la comunicación entre los individuos en torno a una recepción unilateral de las imágenes de su actividad alienada. Su critica disuelve toda 'ideología revolucionaria" desenmascarándola como distintivo del fracaso del proyecto revolucionario, como propiedad privada de nuevos especialistas del poder, como impostura de una nueva representación que se sitúa por encima de la vida real proletarizada.

Siendo la categoría de la totalidad juicio en última instancia de la organización revolucionaria moderna, ésta es, finalmente, una critica de la política. Debe aspirar explícitamente, en su victoria, a su propio fin en tanto que organización separada.

1. Francesco Cossiga, democristiano, ministro del interior en 1976. Dimitió de su cargo tras la muerte de Moro para presidir el gobierno, el senado y la República, sucesivamente. Enrico Berlinguer, secretario del partido comunista italiano, fallecido en 1984.


Texto extraído del Archivo Situacionista Hispano

martes, 9 de diciembre de 2008

The Jesus and Mary Chain

The Jesus and Mary Chain "You trip me up". De su disco Psychocandy 1985.



lunes, 1 de diciembre de 2008

Mikel Laboa

Mikel Laboa "Txoria Txori". Ha muerto Mikel Laboa! Sus canciones vivirán. Venga aquí nuestra más sincera admiración a quien nos hipnotizó con su disco Bat, Hiru. Mikel Laboa es inmortal!

Hegoak ebaki banizkio
Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite.


Impaled Nazarene

Impaled Nazarene "Armaggedon Death Squad". Esperamos que un escuadrón de animadoras armadas cumplan lo escenificado en este videoclip. La canción es del disco All that your fear.