lunes, 19 de enero de 2009

Furia, la respuesta al asesinato a sangre fría de Oscar Grant. Oakland, enero 2009.

El primer miércoles de 2009, el centro de Oakland fue sacudido por la furia justificable de las rebeliones contra el asesinato policial del joven negro de 22 años, Oscar Grant, herido de muerte en la estación BART de Fruitvale mientras yacía boca abajo, controlado por dos agentes ante decenas de testigos en la madrugada del Año Nuevo.


Para mí, ese día de protesta empezó en la estación de Fruitvale con un mitin pacífico organizado por integrantes de la comunidad del Área de la Bahía de San Francisco. Hablaron Crea Gomez, los raperos locales Zion, de Zion I, y Mistah FAB, igual que gente comunitaria como yo, indignada por el asesinato. Yo participé como una persona de la comunidad negra exigiendo justicia por el asesinato de Oscar Grant y también como un periodista cubriendo el evento.

Cuando llegué un poco después del principio del mitin, vi por lo menos a 200-300 personas en la estación BART, exigiendo justicia para la familia de Oscar Grant. BART había cerrado la estación para detener el paso de los manifestantes quienes pudieron haber llegado al mitin por BART, pero que tuvieron que contar con el lentísimo sistema de camiones de Oakland. Hubo gente enojada de todas las nacionalidades, edades, clases y religiones cantando consignas: ¡Qué chinguen a su madre la policía! ¡Sin justicia, no hay paz! ¡Justicia para Oscar Grant!

Me impresionó que tantas personas del Este de Oakland se animaran a protestar entre semana. Es raro que esto ocurra en un día de trabajo.


Cuando me tocó hablar, mi pregunta fue: ¿Por qué no salió la gente a protestar cuando la policía de la Bahía asesinó a Terrence Mearis, desarmado; a Casper Banjo, desarmado; a Anita Gaye, desarmada; a Gary King, desarmado; a Gus Rugley, desarmado; a Cammerin Boyd, desarmado; a Idriss Stelley, desarmado? ¿O cuando los policías aterrorizaron al joven de 17 años Laronte Studesville, desarmado, a Randy Murphy, desarmado o a Nadra Foster, desarmada? ¿Será porque estos casos no se grabaron con cámara?

Me parece que la gente tiene que ver las atrocidades policiales en la tele para creer que dichas cosas ocurren en la comunidad negra, aunque los jóvenes negros de la Bahía y del país entero saben de su propia experiencia que los policías tienen licencia legal para matarles, golpearles duro, o inculparles con toda impunidad. El caso de Oscar Grant es un ejemplo. Aunque no portaba arma alguna, le dispararon a quemarropa mientras dos agentes lo controlaron y por lo menos otros tres lo rodearon. Pero nadie fue acusado de homicidio premeditado, homicidio culposo, o complicidad.

Unas horas después, el mitin terminó sin violencia. Mientras unos manifestantes marcharon al centro de Oakland, me quedé a cotorrear con unos amigos míos que habían asistido a la protesta. Luego me llamaron por teléfono para decir que hacía falta cubrir lo que pasaba en las calles del centro histórico. Al llegar, vi a decenas de policías en un enorme círculo en la esquina de las calles 14 y Broadway, ocupando el cruce ante el palacio de gobierno. El hummer de Oakland acababa de llegar.


Por un lado, unos militantes gritaron consignas cara a cara con la policía. Atrás, unas bandas organizadas en grupos raciales rompieron parabrisas y escaparates en la calle 14, utilizando sus pies o patinetas. Muchos de los manifestantes blancos, con las caras cubiertas, prendieron fuego a vehículos. Yo estaba sacando fotos de este momento histórico cuando la paciencia de la gente con los oficiales de la ciudad se había acabado, incluso con el alcalde, quien se negó a levantar cargos contra los policías involucrados.

Desde entonces he visto muchos reportajes que hablan de los invasores blancos que se apoderaron de la rebelión. Éstas son tonterías. Sí, claro, participaron, pero todos los demás también. Ellos no se apoderaron de nada. Los jóvenes negros, morenos y asiáticos eran sus propios líderes y no andaban bajo el liderazgo de los blancos.

También he escuchado críticas a los rebeldes por destruir la propiedad de gente inocente. Pero a decir verdad, ni la protesta pacífica ante Bart de Fruitvale, ni el mitin asistido por los reverendos, pastores y políticos locales por la mañana, llamó la atención del alcalde, o de la policía o de otras autoridades. Los actos tampoco tenían suficiente energía para hacer de la ejecución policial de Oscar Grant una historia nacional.


Pero la rebelión, sí. De hecho, durante la rebelión, el alcalde Dellums sostuvo una reunión en secreto con muchos de estos tipos trajeados y luego caminó en medio de la rebelión con un Jesús Negro, seguido por aproximadamente 50 de esas personas negras vestidas de traje desde Broadway a City Hall, donde ofreció una conferencia de prensa. Ni que decir que los manifestantes exigieron que él levantara cargos contra todos los agentes involucrados, pero el alcalde complicó el asunto con palabras como “respeto” y “urbanidad” mientras la ciudad ardía y se hacían destrozos debido a su negligencia en manejar un departamento con una notoria historia del terrorismo en la comunidad negra—como si no fueran policías que dispararon al hombre negro desarmado, Oscar Grant, una semana antes.

Una vez que el alcalde fue abucheado y corrido de la conferencia de prensa, el segundo round de la rebelión empezó desde Broadway a la Calle 17. Eso fue alrededor de las 9 de la noche. La policía de Oakland intensificó los ataques contra los manifestantes con varias tácticas. Seis o siete de ellos salieron de las filas conformadas por otras decenas de policías para taclear y detener a cualquier persona cercana. O llegaron a un cruce en un hummer con unos 10 puercos colgados y luego bajaron, brutalmente deteniendo a todos alrededor.

A mí me detuvieron enfrente del Edificio Federal Ron Dellums, después de que dos o más agentes corrieron detrás de mí sin motivo alguno, me taclearon y me aventaron sobre el cemento, lastimando mi pierna izquierda y aventando mi cámara al suelo. Por suerte, unos observadores del Gremio Nacional de Abogados vieron la detención.

Después de ser detenido y llevado en la patrulla, escuché al despachador decir que los policías deberían confiscar todas las cámaras y teléfonos con cámara. Hicieron eso para usar la información como evidencia en los varios casos. También querían ocultar y reducir el flujo de información que podría ser difundida en vivo desde la rebelión callejera de Oakland, donde los manifestantes fueron golpeados por la policía mientras el alcalde se negó a actuar. Una semana después, no tengo la cámara que suelo usar para ganarme la vida y dar de comer a mi familia.


Cuando me detuvieron, la solidaridad mostrada fue asombrosa. Acusaron a los negros, latinos, asiáticos y blancos de delitos como incitar un motín, vandalismo, y negación a dispersarse. Parece que yo era una de tres o cuatro personas acusadas de un delito grave, junto con un puertorriqueño negro acusado en Santa Rita de vandalismo agravado.

A decir verdad, la mayoría recibieron citaciones, mientras los cargos graves fueron reservados para los negros y latinos. El hermano y yo éramos los únicos en el camión que llevábamos uniformes amarillos, que son para los presos violentos, pero los demás llevaban uniformes azules, que son para los presos de población general.

Detrás de las líneas del enemigo, los reos de Santa Rita levantaron el puño, sonrieron, gritaron y chocaron manos con nosotros cuando les dijimos que nos agarraron por estar en las calles durante la rebelión. Los mexicanos felicitaban a los negros, los negros a los blancos, los de la pandilla Norteños a los de la pandilla Bloods (sus rivales), por haber peleado contra la policía y la ciudad para lograr justicia contra el terrorismo de la policía.

Al fin y al cabo, me siento orgulloso de la gente de Oakland en general y especialmente de los jóvenes por enfrentar al ejército de ocupación en nuestra comunidad: la policía y las autoridades de un sistema que permite que la policía nos mate a su antojo. Como se decía en las calles durante la rebelión: “Oscar Grant no es Sean Bell y Nueva York no es Oakland”. Es decir, no nos quedamos de brazos cruzados como lo han hecho en tantas otras ciudades en los años recientes.


Esta rebelión fue sólo el principio de una clase más larga de la política estadounidense y su fracaso en responder a las necesidades de gente negra y latina de escasos recursos. Seguiré cubriendo el trato dado a los policías involucrados en el asesinato de Oscar Grant, el trato dado a los manifestantes, y el trato dado a los policías que brutalmente golpearon a la gente, incriminaron a la gente durante la rebelión y robaron sus cámaras y teléfonos sin órdenes de cateo para construir casos contra ellos.

Lo que pueden hacer:
Exijan que los cargos se levanten contra los agentes involucrados en la ejecución de Oscar Grant y que los falsos cargos contra JR Valrey y todos los manifestantes detenidos se retiren. Llamen o envíen fax o correo electrónico a:

• Mayor Ron Dellums, 1 Frank Ogawa Plaza, 3rd Floor, Oakland, CA 94612, (510) 238-3141, fax (510) 238-4731, officeofthemayor@oaklandnet.com

• District Attorney Tom Orloff, 1225 Fallon Street, Room 900, Oakland, CA 94612, (510) 272-6222, fax (510) 271-5157, cci@acgov.org

• Congresswoman Barbara Lee, 1301 Clay Street, Suite 1000-N, Oakland, CA 94612, (510) 763-0370, fax (510) 763-6538; for email, go to http://lee.house.gov/?sectionid=128§iontree=18,128.

Para hacer donativos: www.SFBayView.com. (415) 671-0789, SF Bay View, 4917 Third St., San Francisco CA 94124.

Email POCC Minister of Information JR at blockreportradio@gmail.com y visiten www.blockreportradio.com.

No pierden los siguientes eventos:

La próxima audiencia de los manifestantes es el viernes, 16 de enero a las 9 AM, Department 112, Wiley M. Manuel Courthouse, 661 Washington St. Oakland. El fuerte apoyo de la comunidad ayudará en ganar justicia para Oscar Grant y los manifestantes.

Les invitamos a escuchar a la familia de Oscar Grant, manifestantes, líderes comunitarios y artistas en una Asamblea contra el Terrorismo Policial el viernes, 23 de enero en el legendario Black Dot Café, 1195 Pine St., West Oakland a las 6 p.m. Gratis. Para más información: www.blockreportradio.com y www.sfbayview.com.

Gracias al apoyo generoso del productor del Black Repertory Group, Sean Vaughn Scott, la presentación de “For Colored Girls Who Have Considered Suicide When the Rainbow is Enuf”, de Ntozake Shange el sábado, 7 de febrero será para el beneficio de mi fondo de defensa legal y para Block Report Radio. A mediodía habrá una plática por Fred Hampton Jr., el jefe del Comité de los Presos de Conciencia, seguida por el acto de teatro.

Mary Ratcliff, editor@sfbayview.com

Traducción: Carolina

Extraído de Kaosenlared

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