lunes, 24 de noviembre de 2008

La generación del '77, Italia.

pues bien ya no me acuerdo por dónde iba en toda esta historia en parte porque hay cantidad de cosas que no recuerdo que ya no recuerdo bien con precisión cómo ocurrieron y también hay cantidad de cosas que no se pueden recordar que sólo se deben olvidar no es que yo quiera contar la historia completa de mi vida y tampoco quiero contar todo lo que ocurrió en ese periodo en el que ocurrieron tantas cosas diferentes de todo tipo contradictorias que ponerlas todas juntas intentar darles un sentido me parece del todo imposible pero lo que aquí ahora me interesa es únicamente contar pero así desde mi punto de vista naturalmente esas historias que me han sucedido así porque tal vez ahora vale la pena contarlas


en la escuela había ocurrido que después de que lo espantáramos el director Mastín dejó la escuela y los profesores tuvieron que amoldarse su poder se había hundido habíamos conseguido las asambleas lo habíamos conseguido todo basta de exámenes basta de notas suspensos justificaciones etcétera la escuela había estallado en poco tiempo se había convertido en una escuela abierta nos llegaba gente de todo tipo amigos y estudiantes de otras escuelas obreros que no iban a currar venían también parados en lugar de ir al bar y diversos marginados en lugar de andar por ahí a todos esos les llamábamos externos y así la escuela se había convertido en una feria un bazar se jugaba al ajedrez a cartas nos llevábamos bebida porros y los profesores asistían impotentes sin atreverse a levantar un dedo a todo aquel terremoto

uno de esos externos era Avellana que ahora venía a la escuela todos los días Avellana se ganaba la vida robando en los supermercados y en las tiendas choriceaba de todo incluso aquello que no le servía porque luego lo vendía y la escuela se había convertido un poco en su mercado incluso había quien le encargaba unos mocasines o un tocadiscos y luego también nosotros que no teníamos dinero y que nos tocaba los cojones pedirlo en casa por suerte estaba Avellana que nos enseñaba mil sistemas para salir adelante con poco dinero y para tener un poco robábamos en masa en las librerías y luego vendíamos los libros a los libreros de lance falsificábamos los carnés de las cantinas Avellana sabía abrir las cajas de los teléfonos y llevaba siempre kilos de fichas de teléfono en los bolsillos pagaba todo con fichas iba al cine y pagaba con fichas

poco a poco comenzamos incluso a vender la escuela comenzamos a desmontarla sí a desmontarla y a vender las cosas pieza por pieza lámparas máquinas de escribir sillas taburetes las enciclopedias de la bilbioteca el material del laboratorio de química y de física las vitrinas y los armaritos en la escuela no quedó nada una vez lo volvieron a compar todo nuevo pero nosotros lo vendimos tdo otra vez así que lo dejaron correr los profesores no dejaban ni el coche en el aparcamiento si no les desaparecían los neumáticos la escuela se había convertido en un espacio vacío vacío incluso de intereses completamente extraño por lo que en determinado momento nos dimos cuenta de que había que salir para ir a vaciar algo diferente y así dejamos de ir allí y empezamos a vivir en la sede


cuando ocupamos la sede ocurrió que habíamos ido a la sede de un grupo marxista leninista para ver la posibilidad de utilizarla para nuestras reuniones era una sede muy grande cinco o seis habitaciones estaba en la planta baja de un viejo edificio del centro estaba muy bien conservada tenía un parqué brillantísimo un ambiente muy puesto con las cortinas rojas pero eran muy tristes aquellas grandes habitaciones vacías y el olor a cerrado y a iglesia en las paredes había enormes carteles chinos enmarcados y con cristal carteles de obreros y campesinos chinos muy musculosos y sonrientes siempre con el puño levantado y grandes pancartas colgados a los largo de todas las paredes viva la heroica victoria del pueblo camboyano había una sala dedicada a centro cultural el centro cultural Antonio Gramsci estaba escrito en la placa reluciente de la puerta

cuando llegamos allí sólo vimos a un compañero que estaba ordenando los libros de la biblioteca casi todos ediciones chinas de las obras de Mao y Stalin y cosas así y nos anunció al compañero secretario que estaba en su despacho detrás de un reluciente escritorio con un teléfono el secretario era un personaje pequeñito con una gran barriga siempre muy serio con un enorme gabán gris que no se quitaba nunca le dijimos lo que queríamos pero él empezó a hablar de líena política soltándonos una gran perorata sobre la línea política de su partido quería una confrontación política pero nosotros pasábamos por completo de la confrontación política en aquel período había cantidad de luchas en marcha y a ésos jamás les habiamos visto y ahora venían a pedirnos la confrontación con la línea política de su partido

pasábamos del todo pero tuvimos que oir toda su perorata triunfalista sobre el partido mirábamos el teléfono esperando que sonara para interrumpirle y no sonaba nunca pero luego nos dice que sin embargo en aquella especial coyuntura de fase la presencia del partido en la ciudad se había debilitado por la expulsión de unos cuantos militantes por desviacionismo de derecha y de izquierda pero que tenían tres obreros como célula del partido en dos fábricas y un estudiante pero ese estudiante últimamente frecuentaba gentuza que se daba cita en la estación e incluso sospechaban que se drogaba y al final el compañero secretario se soltó diciendo que ya no tenía dinero para pagar el alquiler y hasta el teléfono estaba cortado y que los tres obreros estaban hasta los cojones de cotizar de su salario cada mes para pagar la sede así que nos pusimos de acuerdo ellos nos pasarían todas las habitaciones menos una y así fue


tres o cuatro de ellos levantaron una pared para aislar su habitación de las demás construyeron una entrada autónoma pero después de todo ese trabajo ya no les volvimos a ver ni a oír hasta que nos dimos cuenta de que ya no venían más y entonces derribamos la pared y utilizamos también su habitación inmediatamente en el plazo de poquísimos días hubo una gran afluencia de personas toda la gente suelta del movimiento comenzó a afluir allí llegó de todo obreros estudiantes parados mujeres freaks viejos compañeros de los grupos extraparlamentarios anarcos era un lugrar diferente de la clásica sede de los grupos aquello era una sede de movimiento y puesto que era grande ofrecía espacio para todas las diferencias

habíamos heredado todo el mobiliario de los emeele sus sillas sus estanterías sus armarios el teléfono en cambio se lo había llevado el compañero secretario habíamos heredado los grandes carteles chinos enmarcados con Mao que pasea sonriente por el campo seguido de cuadrillas de campesinos unos con la hoz otro con la orquilla otros con el fusil y los dejamos allí la sede estaba siempre abierta fingíamos cerrarla de noche entornando la puerta pero en realidad no existían llaves había gente que salía gente que entraba había reuniones de obreros de estudiantes de trabajadores temporeros de personal hospitalario de mujeres pero también grupos que venían con guitarras flautas y todo el resto a tocar a fumar porros a fijar las citas para la noche se había convertido en una etapa obligada en la jornada de toda la basca

evidentemente los compañeros también utilizaban la sede como lugar donde elaborar los diferentes sistemas para no pagar los recibos de la luz del gas del teléfono los sistemas para no pagar los transportes para sabotear las maquinitas de los billetes de los autobuses para falsificar los billetes de los trenes para sabotear los contadores de la luz etcétera eran cosas que salían espontáneamente de individuos o de pequeños grupos y que comunicándose les llevarían después a organizar auténticas luchas de masas en este sentido por ejemplo se había tomado la costumbre de ir el domingo al cine gratis en grupos de cincuenta o sesenta entrábamos todos por la fuerza o como máximo si se veía que llamarían a la policía llegábamos al pacto de la colecta una suma irrisoria completamente simbólica


lo mismo en las tiendas de lujo del centro la entrada de unos treinta o cuarenta en una tienda de ricos ya por sí sola asustaba bastante y sin necesidad siquiera de hacer las cosas demasiado aprisa era sencillísimo llevarse a casa un plato estéreo una estufa eléctrica una chupa de piel una cámara fotográfica etcétera lo mismo para la lucha de los transportes se viajaba en grupos numerosos y se proclamaba que no se pagaba repartiendo después a la gente unas octavillas para invitarles a hacer lo mismo hasta que se convertía en una costumbre y el taquillero ni siquiera pedía el billete a los compañeros ni siquiera cuando iban solos en un primer momento la compañía de autobuses pensó en poner vigilantes en los autobuses pero luego tuvo que renunciar porque a ese costo tenía que sumar el de las devastaciones de las estaciones e incluso el de un par de autobuses que una noche habían quedado reducidos a cenizas

nuestra sede estaba en pleno centro y toda la zona circundante estaba de hecho ocupada por nosotros circulaba gente del movimiento fuera en los bancos del jardincillo había siempre grupos de compañeros a unos doscientos metros había unos grandes almacenes que eran diariamente visitados por grupos de compañeros la dirección de los grandes almacenes en determinado momento reaccionó a ese descarado asalto cotidiano y puso allí a un gran número de vigilantes éstos un día se abalanzaron tras unos compañeros que habían robado cosas de comer les persiguieron incluso fuera y entonces los compañeros echaron a correr hacia la sede y empezaron a gritar en un instante se produjo la alarma general todos fuera con las banderas que en realidad eran mangos de pico con un banderín rojo colgado

los vigilantes no se lo esperaban frenaron a pocos metros de las primeras banderas marcha atrás y largo pero superon el nombre de una compañera nuestra y la denunciaron y por miedo a una reacción de nuestra parte pidieron dos coches con maderos delante de la entrada entonces las compañeras montaron una movida guapa se pusieron todas elegantísimas y unas veinte o treinta entraron en los grandes almacenes y una vez dentro comenzaron a pasearse por la sección ropas con unas hojas de afeitar y zac zac chaquetas jerseys faldas pantalones impermeables vestidos abrigos un auténtico desastre millones de daños y luego salieron muy tranquilas nadie se dio cuenta de nada los coches de la policía siguieron de guardia durante otras dos semanas y mientras tanto la gente iba a robar a otro supermercado luego todo comenzó allí de nuevo otra vez

en un primer momento la sede fue utilizada por la masa del movimiento principalmente para esas actividades algunos incluso utilizaban la sede como vivienda provisional aquellos que tal vez el día antes se habían ido de casa se convertía en su vivac nocturno sacaban del armario su saco de dormir que luego por la mañana enrollaban de nuevo y metían en el armario había cuarto de baño y calefacción y en una habitación llegamos a montar un bar el momento de encuentro de todos era la asamblea general que se celebraba en la habitación mayor más o menos cada semana todos juntos amontonados discutíamos juntos las cosas que los diferentes colectivos tenían intención de hacer o habían hecho durante la semana y nos planteábamos el problema de cómo utilizar la fuerza que habíamos conseguido para ampliar la ofensiva a las fábricas a las escuelas a los hospitales a los barrios a las calles y preparábamos las octavillas


ampliar la ofensiva significa radicalizar la insubordinación a cualquier jerarquía ejercer nuestra creatividad destructiva contra la sociedad del espectáculo sabotear los coches y las mercancías que sabotean nuestra vida promover huelgas generales salvajes por tiempo indeterminado reunirse siempre en asamblea en todas las fábricas de la periferia elegir delegados siempre revocables por la base conectar constantemente todos los lugares de lucha no descuidar ninguno de los medios técnicos útiles para la comunicación liberada dar un valor de uso directo a todo lo que tiene un valor de cambio ocupar permanentemente las fábricas y los edificios públicos organizar la autodefensa de los territorios conquistados y adelante con los faroles


Capítulo 26 del libro Los invisibles de Nanni Balestrini. Novela que cuenta la historia colectiva de la generacion proletaria itálica en la década de los setenta. Anagrama 1988.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿oye este libro cuenta un relato real o es inventado?

tatchanka dijo...

Los Invisibles (Anagrama, 1988)
La protagonista de la novela es esa nueva generación de proletarios que en los años setenta inauguró en Italia la “revolución de lo cotidiano”, el rechazo del trabajo, la ocupación de casas, la creación de espacios sociales autogestionados y las huelgas salvajes. Balestrini reconstruye en Los invisibles la épica de una insurrección del deseo sobre la que se abatió la enorme violencia de la criminalización y la cárcel.

Anónimo dijo...

Ok, solo queria saber si los personajes del libro existieron en la realidad o no. Igual el autor relataba su propia experiencia...

tatchanka dijo...

No sé mucho de la biografía de Balestrini. Sé que tuvo que exiliarse en París por un proceso político conocido como "7 aprile", del que posteriormente fue absuelto. Los nombres de los personajes no creo que sean reales, dudo que haya padres con el mal gusto de llamar a sus hijo "Avellana", "Quina", "Comadreja", "Cocotero", "Cebolla"... Sería toda una generación de hijoputismo progenitor. Pero nunca se sabe oye.