Vídeo encontrado en el youtube: el genocidio que esconden las nuevas tecnologías
EL COLTAN: LA RIQUEZA MALDITA
Muy pronto quien no tenga coltan no tendrá nada que hacer en la industria de las nuevas tecnologías.
Estados Unidos considera que el mineral es un pilar estratégico para su industria de defensa.
La escalada de precios comenzó cuando las reservas escasearon en Brasil, Australia y Tailandia.
Hasta hace poco mas de 20 años Bukavu era una de las ciudades más hermosas del Congo, extendida a orillas del lago Kivu, con calles muy limpias, cuidados jardines y altivos palacetes, recuerdo de un pasado esplendor de próspera y pacífica capital colonial. Pero en la actualidad se ha convertido en un lugar infecto de edificios en ruinas, callejuelas por las que vagabundean perros famélicos y montañas de basura, superpoblado por culpa de una masiva inmigración de campesinos que se han visto obligados a abandonar sus hogares por las interminables y sanguinarias guerras. La antaño denominada “Perla del Congo” no cuenta ya ni con un hotel en el que funcione con normalidad el aire acondicionado, pero sus inhóspitas habitaciones se echan de menos en cuanto se pone el pie en la bochornosa avenida Patricio Lumumba con el fin de trepar a una renqueante camioneta sobre la que bordear el lago y recorrer medio centenar de kilómetros. En ellos, uno aseguraría que el conductor va buscando a propósito cada uno de los innumerables baches del serpenteante sendero de tierra roja que se abre paso entre altas palmeras, gigantescos árboles o espesas lianas.
Tras vadear un riachuelo cuyas aguas superan los cubos de las ruedas, se desemboca al fin en un intrincado valle en el que parte de los árboles han sido arrancados de cuajo a base de dinamita. La inmensa mayoría de los seres humanos que van apareciendo fantasmagóricamente aquí y allá son muchachos, casi niños, que a menudo se introducen a gatas por estrechas y peligrosas grietas talladas en los taludes de las lomas, donde corren el riesgo de quedar sepultados por un súbito desprendimiento de tierra. Cubiertos de polvo y barro, famélicos y con los ojos enrojecidos, semejan un ejército de “zombies” que por unos instantes observa a los recién llegados como si provinieran de otro planeta.
Y cabría asegurar que así era, puesto que aquel horrendo lugar parece corresponder a un planeta muy lejano, con un ligero parecido al ambiente de las viejas películas de buscadores de oro del oeste americano, con la única diferencia de que lo que buscan entre la arena de aluvión no son pepitas de oro, sino pequeñas piedras que contengan coltan.
De color azul metálico, "coltan" es una palabra formada por la abreviatura de columbita-tantalita, un valiosísimo mineral del que se extrae el tantalio, un componene que presenta una gran resistencia al calor así como extraordinarias propiedades eléctricas. En la actualidad, el principal productor de coltan es Australia, pero si bien existen reservas probadas o en explotación en Brasil y Tailandia, la República Democrátia del Congo posee cerca del 80% de las reservas mundiales estimadas. Según informes de agencias internacionales, la exportación de Coltan ha financiado a varios bandos de la llamada Segunda Guerra del Congo, un conflicto con un balance de más de cuatro millones de muertos. Ruanda y Uganda exportan coltan robado en el Congo a diversos países, donde se utilia en la fabricación de elementos de alta tecnología imprescindibles para teléfonos móviles, reproductores de DVD, consolas de videojuegos, ordenadores personales, estaciones espaciales, naves tripuladas que se lanzan al espacio y armas teledirigidas. La columbita y, sobre todo, el tantalio están considerados metales altamente estratégicos. Por ello se entiende que exista en el Congo una guerra desde 1998, que sus vecinos, Ruanda y Uganda, ocuparan militarmente parte del territorio congoleño y que hayan muerto millones de personas. No hace falta tener muchos conocimientos de derecho internacional para afirmar que esta guerra constituye la mayor injusticia, a escala planetaria, que se está cometiendo contra un Estado soberano. La historia nos ha deparado mucho ejemplos de asalto y hasta de ocupación militar de un país independiente, pero lo que no se había hecho desde la invasión de países europeos por la Alemania de Hitler, era la ocupación pura y dura de un territorio con el fin de aniquilar a sus ciudadanos y explotar sus recursos minerales.
Según las Naciones Unidas, el Ejército Patriótico Ruandés ha montado una estructura para supervisar la actividad minera en Congo y facilitar los contactos con los empresarios y clientes occidentales. Traslada en camiones el mineral a Ruanda donde es tratado antes de ser exportado. Los últimos destinatarios son Estados Unidos, Alemania, Holanda, Bélgica y Kazajistán. La Sociedad Minera de los Grandes Lagos tiene el monpolio en el sector y financia al movimiento rebelde Reagrupación Congoleña para la Democracia, que cuenta con unos 40.000 soldados, apoyados por Ruanda.
Hace unos años ganaban unos 200.000 dólares al mes (135.000€) con la venta de los famosos "diamantes de sangre". Con el coltan ganan más de un millón en el mismo periodo de tiempo. Informaciones de la Naciones Unidas revelan que el tráfico lo organiza la hija del presidente de kazajo, Nursultan Nazarbayev, casada con el director general de una empresa que extrae y refina uranio, coltan y otros minerales estratégicos en el continente negro. Este negocio internacional está empobreciendo a los ciudadanos de uno de los países más ricos de la Tierra, por lo que el Servicio de Información para la Paz Internacional ha realizado un estudio sobre las vinculaciones de empresas occidentales con el coltan y, por tanto, con la financiación de la guerra en la República Democrática de Congo. Alcatel, Compaq, Dell, Ericson, HP, IBM, Lucent, Motorola, Nokia, Siemens y otras compañías punteras utilizan condensadores y componentes que contienen tántalo; también lo hacen las compañías que fabrican estos componentes, como AMD, AVX, Epcos, Hitachi, Intel, Kemet o NEC. Ellos son, en primera instancia, los culpables de una guerra no por olvidada menos dramática, con el agravante de que se teme que sobre la Repúblico Democrática de Congo pese la amenaza de la división en varios estados, lo que facilitaría la explotacion de sus recursos. Ya lo denunció en su día Monseñor Christophe Munzihirwa, arzobispo de Bukavu. Y por esas simples declaraciones fue asesinado por el ejército ruandés.
El Centro de Estudio Internacional del Tántalo- Niobio, en Bélgica, ha recomendado a los compradores internacionales que eviten el coltan de la región del Congo por motivos éticos. Las grandes compradoras de este mineral no están interesadas en que los conflictos sociales derivados de la extracción del mineral se hagan públicos en los medios de comunicación. Estos últimos, a su vez, se ven condicionados por el temor a perder los importantes ingresos publicitarios.
Las propiedades físico-químicas "mágicas" de este mineral son fundamentales para las industrias de aparatos electrónicos, centrales atómicas, aparatos médicos, trenes magnéticos y fibra óptica, pero el 60% de su producción se destina a la elaboración de los condensadores y otras partes de los teléfonos móviles. Por ello los grandes fabricantes comenzaron a disputarse el control de la región a través de sus aliados autóctonos, en un fenómeno que Madeleine Allbright, quien fuera Secretaria de Estado de Estados Unidos desde 1998 a 2001, consideró "la primera guerra mundial africana".
En 1997 fue derrocado el presidente congoleño Mobutu, relacionado estrechamente con los capitales de origen belga y francés, por lo que de inmediato el presidente de Ruanda, Kagame, que estudió en centros militares de EEUU e Inglaterra, y Museveni, presidente de Uganda, país considerado por Washington un ejemplo para las naciones africanas, lideraron la conquista de la capital, Kinshasa, y pusieron a cargo de este país a un amigo, Laurent Kabila. Tras un nuevo reparto se dispusieron concesiones mineras para varias empresas, entre ellas, la Barrick Gold Coporation, de Canadá, y la American Mineral Fields, en la que George Bush, padre del actual presidente americano, tiene notables intereses.
Durante los años transcurridos hasta hoy han disputado la guerra dos bandos: de un lado Ruanda, Uganda y Burundi, apoyados por EEUU y los créditos del FMI y el Banco Mundial, y del otro lado Angola, Namibia, Zimbabue, Chad y las milicias hutu y mai-mai. En 1999, tras la firma del Acuerdo de Lusaka, se establecieron las líneas divisoras entre las fuerzas opuestas. A través de dicho acuerdo las potencias europeas se distribuyeron el continente.
La fuerza de trabajo utilizada en las minas de coltan está compuesta por ex campesinos, refugiados, prisioneros de guerra a los que se les promete una reducción de la condena y, en especial, por miles de niños cuyos cuerpos pueden adentrarse con mayor facilidad por las grietas y taludes de los yacimientos. El reclutamiento de esta mano de obra opera en una doble dimensión, mercantil y coercitiva, debido a lo cual las zonas mineras y las zonas de operación militar terminan por confundirse. Las migraciones desde otras regiones hambrientas son primordiales, dado al alto número de muertes que se producen en las minas. Las poblaciones recltadas trabajan de sol a sol, y duermen y se alimentan en la selva montañosa de la zona.
La escalada de precios del coltan comenzó hace relativamente poco, pero se dispararon cuando comenzaron a escasea las reservas en Brasil, Australia y Tailandia. Como ejemplo basta decir que debido a llo la japonesa Sony tuvo que aplazar el lanzamiento de la segunda versión de la Play Station 2.
El mayor beneficio del coltan congoleño es Ruanda, y según informes de Human Right Watch, su ejército regular y las guerrillas que financia emplean prisioneros hutu en la extracción del mineral que, antes de ser transportado a Ruanda, ha pasado por cuatro o cinco comisionistas, generalmente miembros de alto rango del ejército o de alguna de las facciones guerrilleras.
A partir del año 2001, la ONU envió a la zona un "grupo de expertos" que propusieron decretar un embargo tanto de armas como de las importaciones y exportaciones de oro, diamante y coltan sobre los países, sancionando a países y empresas que incumplieran con el embargo. Igualmente proponía una congelación de los activos financieros de los movimientos rebeldes y sus líderes, así como que se estableciera un proceso de certificación de origen del diamante, oro y coltan.
Los innumerables informes que iban saliendo a la luz, y que acusaban a Ruanda y Uganda del expolio de las riquezas minerales del Congo, permitieron una cierta presión internacional y el establecimiento de listas negras de empresas que operaban en la zona. Así, 34 empresas fueron acusadas de importar coltan o casiterita. y se consiguió que la compañía aérea belga Saberna suspendiese el transporte mineral que realizaban desde Ruanda a Bruselas. Sin embargo, otras rutas alternativas continúan funcionando y un considerable porcentaje del coltan congoleño sigue saliendo al mercado camuflado como procedente de Brasil y Tailandia.
Las medidas tomadas resultaron muy poco efectivas y en el Consejo de Seguridad de la ONU no se llegó a ningún acuerdo para adoptar medidas más drásticas. En realidad, ni el gobierno de EEUU, ni los de la Unión Europea mostraron una voluntad política real para acabar con el conflicto en detrimento de sus intereses particulares. Más bien al contrario, muchos países occidentales siguieron ayudando a Uganda y Ruanda tanto militarmente como a través de cuantiosas ayudas al desarrollo.
En este sentido, informes publicados por la ONU en abril de 2001, estimaban que el gasto militar de Ruanda en municiones, abastecimiento y vuelos de su ejército en el Congo rondaba los 60 millones de dólares al año, mientras otros informes publicados por comisiones independientes estimaban que en el año 2000 Ruanda había ganado 40 millones de dólares por diamantes, quince milones por el oro y casi 200 millones por elcoltan extraidos en suelo congoleño. Uganda, habría ganado dos millones por el coltan. Ruanda y Uganda vieron cómo parte de sus deudas externas fue cancelada y además fueron consideradas como modelos de desarrollo económico.
Por otro lado, la ayuda militar también continuó durante el conflicto, siendo firmados planes de cooperación entre EEUU y los demás países africanos. Sorprendentemente, el acuerdo con Ruanda llegó después de que una de sus guerrillas tomase Bukavu, la capital de Kivu Sur, en junio de 2004. Sorprende de igual modo que cuando existe un proceso de paz en marcha, con una presencia masiva de tropas de la ONU, el general Nkunda inicie una nueva rebelión en la República Democrática del Congo. No es la primera vez que sucede: ya estuvo en primera línea de la revuelta de los tutsi congoleños. que acabó con el régimen de Mobutu Sese Seko en noviembre de 1996. También estuvo en el intendo de golpe de Estado tutsi contra Laurent Kabila en 1998, que no satisfacía las exigencias de sus patrocinadores, Uganda, Ruanda y los sectores más radicales americanos, lo que degeneró en una cruenta guerra civil. La actual revuelta del general Nkunda, que dirige las brigadas 81ª y 83ª del ejército de la RDC, comenzó en 2006, pero en el último año se ha agravado. Los combates han provocado el éxodo de una población civil diezmada por las guerras, el hambre, las enfermedades y los abusos de todas las pertes en conflicto. Miles de hombres, mujeres, niños y ancianos aterrorizados han cruzado la frontera con Uganda con la remota esperanza de salvar la vida.
Nkunda acusa al Gobierno de Joseph Kabila (hijo de Laurent Kabila, asesinado en el 2001 por orden de los traficantes de coltan) de apoyar a la guerrilla hutu de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda y su milicia interahamwe (los que matan juntos), responsables del genocidio de 800.000 tutsi y hutu moderados en la primavera de 1994. El general rebelde asegura que ese apoyo pone en riesgo la supervivencia de los tutsi congoleños. Aunque nadie lo dice, resulta difícil imaginar que Nkunda actúe sin apoyo de Ruanda, cuyo ejército es el más potente de la zona, de los traficantes minerales estratégicos y de grupos radicales norteamericanos.
La nueva crisis de Congo ha llamado de nuevo la atención internacional al desarrollarse los combates cerca del Parque Nacional de Virunga, donde habitan los gorilas de montaña. Se calcula que quedan unos 700 ejemplares en las fronteras de RDC, Ruanda y Uganda, y nueve de ellos fueron hallados muertos, abatidos a tiros y machetazos por las fuerzas de Nkunda. La defensa de estos gorilas, una especie en peligro de extinción, fue llevada a cabo por la zoóloga estadounidense Dian Fossey, asesinada en su casa de Ruanda en 1985. De nuevo, la fiebre del coltan parece planear sobre los destinos tanto de los seres humanos como de los animales salvajes.
RUTAS INTERNACIONALES
El coltan abandona Walikale con el permiso del coronel Samy, antiguo guerrillero Maji Maji, que cobra 600 dólares (unos 402 €) por permitir la salida de varias toneladas de mineral ilegal cada semana hacia Bukavu. Luego es transportado hacia aeródromos como el de Kilambo, a pocos kilómetros de la ciudad. Debido al embargo decretado al coltan del Congo, los traficantes no pueden vender directamente a los mercados europeos y americanos. En realidad, tal medida lo único que ha conseguido es que aumente el número de intermediarios con el objetivo de ocultar la procedencia del mineral. La mayoría de las veces el coltan del Congo pasa a través de Ruanda, Burundi y Tanzania con dirección a Europa, especialmente a Bélgica, Alemania y Holanda, Kazajistán, Asia (Tailandia y Japón) y Estados Unidos. Desde aquí el coltan es enviado a operadores occidentales para su posterior refinado. El coltan es usado en la manufactura de productos electrónicos, como los móviles, los ordenadores y los misiles.
El coltan: la riquza maldita es un artículo extraído de la revista Geo nº 261 escrito por Alberto Vázquez-Figueroa.
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