lunes, 26 de octubre de 2009

Barrio de Acari, en el Río Norte de Río de Janeiro.



"Un estudio del Observatorio de Favelas, realizado entre los adolescentes del tráfico de la Maré, revela que el 70% no tiene interés político. Ya se acabaron los tiempos en los que se podía hablar de las guerrillas de pensamiento marxista; ahora han sido sustituidas por las violentas mafias de la droga. Eso es lo que son. Sin más vueltas. Y se alimentan de la espiral de extrema pobreza de la gente. "Sus sueños son consumistas", afirma Raquel Widallino, una de las directoras del observatorio. Ni política ni inquietudes sociales. El progresista diputado Fernando Gabeira piensa que los "traficantes ni siquiera tienen fuerza ideológica".
Talys Motta -40 años, vendedor de libros- es el hombre/excepción: conoce los dos Ríos paralelos. Sabe cómo y cuándo entrar en las favelas. Frecuenta fiestas pijas de la zona sur. Pero conoce los códigos de Río Norte. Incluso frecuenta la verdadera "Franja de Gaza", en Manguinhos, mucho más cruda que la de Santa Teresa. De noche, no para en semáforos en rojo. A veces, afirma, "en área de traficantes, la clave es apagar y encender rápidamente las luces". A bordo de su coche destartalado, Talys explica cómo los niños entran en el tráfico como olheiros (vigilantes) o fogueteiros (lanzan cohetes de aviso cuando llega la policía). Evolucionan a vapores (vendedores). "Muchos se quedan en el camino", dice. Durante los dos años que duró el estudio del Observatorio, 45 de los jóvenes fueron asesinados. "Empiezas en el crimen", remata Talys, "y no consigues salir".
Las líneas de separación son casi imperceptibles. Jamaica, un joven negro de la favela Fallet, encarna como nadie al adolescente-que-acaba-delinquiendo. Pisó durante años el "asfalto" de Santa Teresa para vender pantalones, camisetas, objetos robados. De repente, vendía marihuana y cocaína. Jamaica desapareció con 10 reales prestados "para comprar pañales para su hijo". Nunca más dio señales de vida.
Las cifras impresionan: se calcula que unas 100.000 personas trabajan para los narcotraficantes en Río."
("Río de Janeiro, ciudad de Dios y del Diablo", Bernardo Gutiérrez.)


Enlace al reportaje de El País Semanal.

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