jueves, 15 de mayo de 2008

EL MOVIMIENTO BAGAUDA (Siglos III y V)

En el 245 a.C. comienza un largo periodo de anarquía militar. Las luchas entre los caudillos acaban por romper la pax romana de Augusto y sus sucesores. El Bajo Imperio entra en crisis, apareciendo nuevas relaciones sociales que avanzan hacia una ruralización de la sociedad y a la polarización social: los honestiores (clase alta terrateniente) tienden a una progresiva concentración de la tierra, el trabajo esclavo va siendo sustituido por el trabajo de pequeños propietarios arruinados, de colonos y de siervos, bajo la forma del patrocinio y del encomendamiento, estos grupos sociales ejecutores del trabajo van conformando la clase de los humiliores. Las tensiones sociales se agudizan en este contexto, aunque bajo el aparente equilibrio de la pax romana encontramos precedentes del movimiento Bagauda: la revuelta de los esclavos de Espartaco, la revolución de los desertores de Materno y la de Bulla, primeros practicantes del bandolerismo social, cercano al fenómeno bagáudico.
Las primeras noticias que tenemos de los bagaudas datan del año 284, y su zona de acción se centra en las Galias. Aprovechando la inestabilidad política, un ejército de campesinos al mando de los cabecillas Aeliano y Amando se levantó contra el poder de Roma. Fue aplastado y se impuso el orden. El llamado segundo movimiento bagáudico data del siglo V y su radio de acción se sitúa en Armórica, precedido de incidentes de rebelión social en los Alpes, y en Hispania, entre los pirineos y el valle del Ebro. En la zona gala salen a relucir nombres de líderes como Tibatón o Eudoxio, en Hispania el nombre de Basilio.

CARACTERIZACIÓN SOCIAL
A pesar de la dificultosa determinación de aspectos del movimiento bagauda, tales como el número de insurrectos, las formas de reclutamiento, la organización interna, los objetivos concretos u otros tipos de lucha usados por estos rebeldes, se puede establecer un esbozo de caracterización de los bagaudas. Los humildes raramente entraron en el registro histórico de los autores antiguos, ahí radica parte de su atractivo.
El término Bagauda fue usado en múltiples fuentes para designar un mismo fenómeno social que podría ser considerado como una forma de bandolerismo complejo: en su etimología céltica significaría el guerrero; posteriormente, los autores romanos utilizarían el término peyorativamente para darle la significación de bandolero, o para nombrar la revuelta misma.
La situación de polarización social, la excesiva fiscalidad romana unida a la corrupción de los representantes imperiales, la reducción de superficies de tierra cultivable y la indigencia de las cosechas que provocaban hambre y enfermedad, la desintegración de los sistemas de orden local que obligaba a los campesinos a buscar otros líderes que les ofrecieran seguridad, y el debilitamiento del poder político y militar romano en Galia e Hispania a causa de la amenaza germánica, de la ausencia de guarniciones militares y de las usurpaciones y luchas dinásticas, se citan como causas del movimiento bagauda. Aquí reproduzco un extracto traducido del texto De gubernatione dei de Salviano de Marsella, escrito entre los años 440 y 450, que acerca la descomposición del imperio y la injusticia social en tiempos tardorromanos:

"En estos tiempos los pobres son arruinados, las viudas gimen, los huérfanos son pisoteados; tanto que la mayoría de ellos, nacidos en familias conocidas, y educados como personas libres, huyen a refugiarse entre los enemigos [los bárbaros] para no morir bajo los golpes de la persecución pública. Sin duda buscan entre los bárbaros la humanidad de los romanos, puesto que no pueden soportar más entre los romanos una inhumanidad propia de bárbaros. Y aunque sean grandes las diferencias respecto a aquellos entre los cuales se refugian, sea por la religión, como por la lengua e incluso, si se me permite decirlo, por el olor fétido que exhalan los cuerpos y los vestidos de los bárbaros, ellos prefieren no obstante sufrir entre aquellos pueblos tales diferencias de costumbres, que padecer la injusticia desencadenada entre los romanos. Ellos emigran, pues, de todas partes y se dirigen hacia los godos, hacia los bagaudas o hacia los otros bárbaros que dominan por doquier, y no se arrepienten en absoluto de haber emigrado. En efecto, prefieren vivir libres bajo una apariencia de esclavitud que ser esclavos bajo una apariencia de libertad.
De este modo al título de ciudadano romano, otrora tan estimado y adquirido a tan alto precio, hoy se lo repudia y se huye de él; hoy es mirado no solamente como vil, sino incluso como abominable.
¿Y qué testimonio puede manifestar más claramente la iniquidad romana, que el ver a muchísimos ciudadanos honestos y nobles, que habrían debido encontrar en el derecho de ciudadanía romano el esplendor y la gloria más altas, reducidos ahora por la crueldad y la injusticia romanas a no querer ser más romanos? De esto se deriva el hecho de que aún aquellos que no se refugian entre los bárbaros son obligados a vivir como tales; tal es el caso de gran parte de los españoles y de una parte no despreciable de los galos, y en fin, de todos aquellos a quienes en todo el mundo romano, la injusticia romana los ha llevado a dejar de ser romanos...
Lo que hay de más vergonzoso y penoso es que las cargas generales no son soportadas por todos; antes bien, las tasas impuestas por los ricos pesan sobre los pobres diablos: los más débiles llevan las cargas de los más fuertes. La única razón que impide a los miserables el pagar los impuestos es que la carga es más pesada que sus fuerzas. Ellos sufren dos cosas diferentes y opuestas: se les tiene envidia y viven en la indigencia; se les tiene envidia, habida cuenta de las tasas que se les imponen; viven en la indigencia, habida cuenta de lo que deben pagar. Considerando lo que pagan creeríamos que se encuentran en la abundancia; considerando lo que poseen, encontraremos que viven en la indigencia. ¿Quién podría evaluar semejante injusticia? Ellos pagan como ricos y experimentan una indigencia propia de mendigos; más aún, a veces, los ricos inventan impuestos que son pagados por los pobres."
(De Gubernatione Dei, Salviano de Marsella)

¿Qué sectores sociales engrosaban este tipo social bagauda? Pequeños propietarios y obreros agrícolas arruinados de origen celta o vascón, desertores, bandoleros, elementos ciudadanos descontentos de diferente condición social, colonos y esclavos fugitivos. El elemento indígena resulta de gran importancia, las regiones donde se manifestó el bagaudismo eran de escasa romanización. En los sediciosos hay un componente económico (campesinos bajo diferente regulación jurídica y económica) y un componente cultural (regiones periféricas, Vasconia y Armórica, poco romanizadas), por esta miscelánea de procedencias, más que de una clase social hemos de hablar de tipo social.
La organización y táctica de los rebeldes pueden ser calificadas como bandolerismo complejo, estructurado en una rudimentaria organización militar en la que los labradores eran la infantería y los pastores la caballería. Esta organización, emplearía la guerra de guerrillas como forma de acción, actuando en pequeñas unidades dirigidas por líderes carismáticos probablemente reclutados de elementos más romanizados y de alta extracción social (así lo atestiguan ciertos nombres de dirigentes bagaudas). Las acciones antirromanas de los bagaudas fueron el saqueo de campos, tentativas y tomas de ciudades (el saqueo de Lérida con apoyo de los suevos), y la toma de botín. Fueron fácilmente reprimidos por las tropas romanas o aliadas (en la Hispania del 454 sufren una definitiva derrota ante Federico, hermano del rey visigodo Teodorico II, aunque el fenómeno continuará hasta el siglo VIII). Los bagaudas promovían la rebelión armada contra el poder romano, su objetivo fundamental fue el separatismo social del orden imperial, llegando a dominar territorios autónomamente. Sus principales zonas de influencia eran las zonas boscosas, montañosas y aisladas de Vasconia y Armórica. En sus territorios regentarían hábitos tradicionales de justicia, formas religiosas prerromanas y tendencias igualitarias. Otros objetivos sociales de los rebeldes constituían las actuaciones contra la clase dirigente armoricana y tarraconense: la probable esclavización y muerte de propietarios (Rutilio Namaciano celebraba así la derrota bagauda ante Exuperancio en el 417: "restituyó las leyes, restauró la libertad y no permitió que los propietarios fueran esclavos de sus propios esclavos") y la eliminación de algún obispo (como el obispo de Tarazona). Estos objetivos debieron de ser secundarios. Aquí hay un texto, que algunos historiadores estudiosos del bagaudismo, han llegado a considerar el único texto que trata de forma extensa la forma de vida de los bagaudas:

"LAR: Ya lo tengo: tan bueno como que estás pidiendo. Vete y vive en los márgenes del Loira.
QUEROLUS: ¿Qué pasa allí?
LAR: Los hombres viven allí bajo la ley natural. Allí no hay dolor. Las sentencias capitales se pronuncian allí bajo los robles y están grabadas en huesos. Allí incluso los rústicos hablan y los particulares emiten juicios. Puedes hacer lo que te plazca. Si fueses rico serías llamado “patus” (que es como nuestra Grecia habla, Oh, bosques, oh soledades ¿quién dijo que erais libres?). Hay cosas mucho más importantes de las que no digo nada, pero esto será suficiente para continuar.
QUEROLUS: Yo no soy rico y no me sirve para nada un roble. No quiero esas leyes del bosque.
LAR: Entonces bien, busca algo más cómodo y honorable si no sabes pelear."
(Querolus, Siglo V d.C.)

En la mayoría de Las Galias y de Hispania, los campesinos propietarios, para escapar de su situación de penuria y opresión, se ponían bajo la protección de un poderoso, a cambio de su libertad y de su propiedad. Este movimiento de cooperación entre propietarios y campesinos desembocó en la sociedad protofeudal del patrocinio y del encomendamiento, reforzando los lazos de dependencia de los humiliores respecto a los honestiores. Otros campesinos desamparados huían a las filas de los enemigos de Roma, los bárbaros. Los bagaudas suponen una tercera respuesta ante la descomposición social de la época, una respuesta surgida de la opresión del individuo, que contesta al sistema de violencia legalizada del estado romano. Esta alternativa, puede entenderse por la pervivencia de lazos de sociabilidad prerromanos, de otra manera la repercusión social del bagaudismo hubiera sido mayor, ya que la situación social era semejante en toda la región gala e hispana. La estructura social de las regiones de teatro bagáudico se caracterizaría por la existencia de grandes propietarios de villaes, trabajadas por colonos y en las zonas más romanizadas por esclavos, y por la existencia de una potente capa de campesinos libres de origen indígena integrados económicamente en un sistema de intercambios locales.
Las revueltas bagaudas pueden considerarse a la vez como síntoma del declive del poder romano en Occidente, y jugaron un papel en su disolución.

PERCEPCIÓN SOCIAL
La práctica totalidad de las fuentes antiguas y medievales, tanto paganas como cristianas, muestran una actitud negativa hacia los campesinos bagaudas y una valoración positiva en la represión del príncipe romano. Los sediciosos aparecen como bandoleros devastadores que provocan el caos social al rebelarse ante el poder constituido u como bárbaros salvajes que viven al margen de la civilización, en una sociedad donde todo está permitido. A los bagaudas se les valoraba de la misma manera que a los bárbaros, otorgándoles las mismas cualidades fundamentales:
1. feritas y ferocia, salvajismo humano, anarquía destructora, violencia bruta, comportamiento brutal e instintivo.
2. belli furor, ineptitud radical para la paz, tácticas de guerra caracterizadas por la movilidad en combate, la rapidez y las emboscadas.
3. discordia, traición, inestabilidad en el comportamiento, imposibilidad de cualquier paz
4. uanitas, reino de la apariencia, de la impostura y de la falsedad. Imprudencia, mentira, deslealtad para la guerra indigna en los verdaderos soldados.

Un ejemplo de la percepción que las elites paganas del Bajo Imperio tenían de los bagaudas nos la ofrece Mamertito en sus Panegíricos en honor de Maximiano, (emperador de la parte occidental del 1 de abril de 286 hasta el 305) tras la represión del primer movimiento bagauda:

“…tú [Maximiano] has apuntalado, al lado del príncipe [Diocleciano], el poder romano que se derrumbaba, con la misma oportunidad que tu ancestro Hércules antaño prestó ayuda a vuestro soberano Júpiter en medio de las dificultades de la guerra de los Gigantes, tuvo gran parte en la victoria y demostró así que había devuelto el cielo a los dioses más que lo había recibido de éstos. ¿No era parecido a los monstruos de doble forma este azote que se abatió sobre nuestro país, y del que no sabría decir, César, si fue dominado por tu valor o apaciguado por tu clemencia, cuando campesinos que ignoraban por completo el arte militar tomaron afición por éste; cuando el labrador se hizo soldado de infantería y el pastor, caballero; cuando el hombre de los campos, llevando la devastación a sus propios cultivos, siguió el ejemplo del enemigo bárbaro?...”
(Mamertito, Panegyricus Maximiano Augusto dictus, 289-291)

A finales del S. XI, en la obra de Sigeberto, monje de Gembloux, se encuentra un eco de la demonización clásica y pagana hecha por Mamertito de los rebeldes del S. III, desde la óptica cristiana de un intelectual de la Plena Edad Media:

“Y ahora, oh Galia desdichada, madre y nodriza de sediciosos, fomentadora de vicios, exaltando otros nuevos, armando a los esclavos en tiempos de paz, cuando das fuerzas a Amandus, coraje a Helianus para que destruyan la paz del Imperio rompiendo su tranquilidad, tú pareces haber engendrado o criado un monstruo de cuerpo deforme y con dos cabezas, concebido de una simiente viperina en el vientre de una bestia feroz, para que desgarre las entrañas maternales con su furor viperino. Su delirio le produce temblor, el temblor hace que esté en delirio. Ora sus fauces se estremecen, ora sus dientes se aprietan cuando arrebata su presa con afán, cuando la retiene con avidez; él exhalaba de su garganta pus, fuego, humo, sangre, y mataba de mil formas cuando el Imperio sucumbía por malos consejos, las llamas, los vicios, la masacre y los pillajes, aplastado por más de un azote. Así era Cacus, acostumbrado a exhalar la llama, el cual se precipita destrozado por la maza de Hércules: también tú, Roma, sabes rechazar a los monstruos con tu maza.”
(Sigeberto de Gembloux)

Otra corriente de percepción de los bagaudas en la Antigüedad y en la Edad Media, está relacionada con la heroización, y aparece en la Vida de San Martín. En esta obra se hace una alusión a una leyenda popular que comenzó a expandirse entre los campesinos del Loira Medio poco después de la revuelta del año 285. La leyenda, que presentaba a los rebeldes como héroes justicieros, se manifiesta en el culto a un bandido pseudomártir que simboliza a un rebelde bagauda. Así se desprende de este texto, cuyo objetivo final es desmentir el culto al mártir bandolero. San Martín hace aparecer, por mediación de la divinidad, un fantasma sobre el sepulcro que declina mencionar su nombre pero que confiesa su crimen:

“Luego, de pie sobre la tumba misma, rogó al Señor que le indicara quien estaba enterrado en este lugar y cuáles era sus méritos. Entonces, volviéndose hacia el lado izquierdo, ve aparecer cerca de él un fantasma repugnante y amenazador; le ordena decir su nombre y méritos. El fantasma declina decir su nombre, pero confiesa su crimen: había sido un bandolero, ejecutado por sus fechorías y venerado erróneamente por el pueblo; no tenía nada en común con los mártires, pues ellos están en la gloria y él sufre el castigo. Cosa extraordinaria es que los asistentes oían su voz pero no lo veían. Entonces, Martín contó públicamente lo que había visto, hizo retirar del lugar el altar que allí se encontraba y libró así al pueblo del error de esta superstición”.
(Vida de San Martín)

Otra leyenda entre ambientes cultos cristianos debió circular sobre los bagaudas, pues el nombre propio Bacauda aparece repetidamente en diferentes archivos y se relaciona con dignatarios eclesiásticos.


La mayoría de la información está sacada del libro Los Bagaudas: rebeldes, demonios, mártires. Revueltas campesinas en Galia e Hispania durante el Bajo Imperio de Juan Carlos Sánchez León

No hay comentarios: